Conceptos básicos de la competencia

El concurso de palabras en letras azules se deletrea sobre un fondo gris.

Economía de la definición de la competencia

En la economía moderna, la competencia no es un conjunto de condiciones de mercado fijas, sino un proceso dinámico impulsado por el descubrimiento, el cambio y la innovación. La definición de competencia en economía se centra en los emprendedores que afrontan la incertidumbre, buscan oportunidades de beneficios y se adaptan a las cambiantes demandas de los consumidores.

En lugar de analizar la competencia a través de modelos estáticos, los buenos economistas enfatizan el papel de la competencia económica como fuerza viva. Este proceso se desarrolla con el tiempo a medida que las personas actúan basándose en un conocimiento único, lo que conduce a mejores productos, servicios y resultados, sin necesidad de un control centralizado.

Comprensión de la estructura del mercado

La economía anticuada tendía a definir la estructura del mercado mediante clasificaciones teóricas como el monopolio, el oligopolio o la competencia perfecta. Ahora, sin embargo, se entiende que tales categorías pueden inducir a error. Lo que importa no es cómo se etiqueta un mercado, sino si los individuos son libres de actuar, entrar e innovar.

La estructura del mercado debe reflejar la apertura a la experimentación, no la conformidad con condiciones abstractas. Un mercado próspero es aquel en el que los precios se ajustan libremente y la competencia fomenta la innovación, independientemente del número de vendedores que haya.

¿Qué son los mercados competitivos?

Los mercados competitivos no se miden únicamente por el número de empresas. Se juzgan por el grado en que existe la libertad empresarial. ¿Pueden las empresas entrar sin restricciones? ¿Pueden ofrecer nuevas ideas? ¿Pueden desafiar el status quo?

Los mercados competitivos son aquellos con bajas barreras de entrada, precios flexibles y un proceso de descubrimiento activo. Un mercado con muchos compradores, varios vendedores y con opciones reales para los consumidores demuestra la esencia de la competencia; no porque se ajuste a un modelo, sino porque fomenta la interacción dinámica.

Cuota de mercado y ventaja competitiva

La cuota de mercado es una instantánea del éxito actual, pero no es un indicador del dominio futuro. La cuota de mercado es temporal; hay que defenderla constantemente mediante la mejora del servicio, la innovación o la fijación de precios.

Aquí es donde entra en juego la ventaja competitiva. Una empresa obtiene una ventaja al ver el valor donde otras no ven; al ofrecer una entrega, un servicio de atención al cliente o una confiabilidad ligeramente mejores. Estos factores importan más que el precio por sí solos.

Una empresa que pierde su ventaja competitiva verá cómo su cuota de mercado se reduce, independientemente de su tamaño o historia. Esa es la belleza de un sistema impulsado por la rivalidad empresarial.

Competencia monopolística en la vida real

La competencia monopolística describe los mercados en los que las empresas ofrecen bienes similares, pero no idénticos. Este no es un punto intermedio entre el monopolio y la competencia perfecta, sino un reflejo del funcionamiento natural de los mercados.

Cada empresa se diferencia a través de la marca, la experiencia del cliente, la comodidad o el servicio. La industria de la comida rápida es un ejemplo clásico: muchos restaurantes venden artículos similares, pero no hay dos idénticos.

Cada diferencia es una expresión de la elección empresarial. La competencia monopolística no existe debido al diseño estructural, sino porque los productores buscan satisfacer las preferencias individuales de maneras únicas.

A word cloud on a black background with "competition" in the center, representing basics of competition.

Revisando la competencia perfecta

Los economistas reflexivos han criticado durante mucho tiempo la idea de la competencia perfecta. En ese modelo, todos los productos son idénticos, las empresas son tomadoras de precios y nadie tiene poder para fijar precios. Pero un sistema así, si existiera, no dejaría espacio para el emprendimiento o el descubrimiento.

En realidad, no hay dos productos que sean perfectamente iguales y las empresas compiten identificando las necesidades insatisfechas. El modelo de competencia perfecto elimina la incertidumbre y la individualidad que impulsan la verdadera innovación.

Los mercados funcionan mejor no cuando coinciden con la teoría, sino cuando permiten que las empresas intenten, fracasen y aprendan. Por eso, la idea de la competencia perfecta es poco realista y económicamente estéril.

Las barreras de entrada dan forma a las oportunidades

Las barreras de entrada son la verdadera amenaza para la salud del mercado. Si se bloquea la creación de nuevas empresas (por una regulación excesiva, unos costes de capital elevados o un favoritismo político), la innovación se estanca. Las empresas dominantes dejan de mejorar y las opciones de los consumidores desaparecen.

Sin embargo, en los sistemas abiertos, en los que los emprendedores pueden actuar libremente, las barreras son superables. La presencia de barreras de entrada siempre debe cuestionarse: ¿son naturales o se imponen artificialmente?

Solo cuando las empresas pueden entrar y competir, el mercado sigue siendo receptivo e impulsado por los consumidores.

La competencia pura en la práctica

La competencia pura, como la competencia perfecta, supone que las empresas ofrecen productos idénticos y no tienen ninguna influencia sobre los precios. Pero incluso en entornos altamente competitivos, los emprendedores experimentan.

Un agricultor puede cultivar el mismo tomate que su vecino, pero puede llegar a los clientes más rápido, ofrecer productos más frescos o establecer mejores relaciones. Esas diferencias mínimas son el resultado de una acción y un juicio reales.

En lugar de aspirar a la competencia pura de los libros de texto, los mercados deberían permitir que la variación, la flexibilidad y las mismas técnicas de producción evolucionen de forma natural a lo largo del tiempo y la práctica.

La competencia imperfecta revela oportunidades

La competencia imperfecta no es un defecto; es el resultado natural de la acción humana. Cada empresa es diferente: ofrece servicios variados, opera bajo distintas restricciones y persigue objetivos únicos. Estas diferencias significan que las empresas no se comportarán de manera uniforme, y eso es bueno.

La competencia imperfecta da lugar a diferencias significativas en la calidad, el servicio y la marca. No se trata de ineficiencias; son señales de una verdadera preferencia de los consumidores y de la creatividad empresarial.

En lugar de presionar por la uniformidad, los mercados deberían recompensar la diversidad y permitir a los consumidores elegir entre ofertas que difieran en algo más que en el precio.

El transporte eficiente amplía los mercados

Las mejoras en el transporte eficiente a menudo sirven como catalizadores para una nueva competencia. La reducción de los costos de distribución permite a las empresas más pequeñas llegar a un público más amplio y entrar en mercados que antes eran inaccesibles.

Los avances en el transporte, ya sea mediante nuevos métodos de envío o mejores cadenas de suministro, hacen más que reducir los costos. Reducen las barreras de entrada y aumentan la libertad empresarial.

Piense en las plataformas en línea que permiten a los agricultores o artesanos llegar a compradores nacionales. Estos sistemas permiten la competitividad de los mercados no mediante una planificación centralizada, sino haciendo que la logística sea más abierta y asequible.

Para obtener información sobre la logística de carga actual y cómo afecta al comercio, consulte el Oficina de Estadísticas de Transporte del Departamento de Transporte de los Estados Unidos.

¿Monopolio natural o protección artificial?

El concepto de monopolio natural a menudo se malinterpreta. El hecho de que una empresa domine actualmente un espacio no significa que siempre lo hará. Los llamados monopolios naturales a menudo dependen de los privilegios del gobierno más que de las necesidades económicas.

Un monopolio natural puede surgir temporalmente cuando los costos fijos son altos, como los servicios públicos o la infraestructura de telecomunicaciones, pero la innovación aún puede triunfar. La tecnología inalámbrica, por ejemplo, interrumpió los monopolios de telefonía fija en muchas regiones.

Lo que importa es si se permite que otras empresas compitan. Si la respuesta es afirmativa, entonces incluso los monopolios siguen siendo objeto de posibles desafíos. Eso los mantiene receptivos y eficientes.

Los compradores y vendedores crean el mercado

Los mercados no surgen de teorías; se crean a través de las interacciones de compradores y vendedores. Cada transacción comunica las preferencias, las prioridades y el valor percibido.

Este proceso de valoración permite a los vendedores adaptarse y mejorar. Por ejemplo, si los clientes prefieren la comodidad antes que el precio, las empresas que respondan a esa demanda prosperarán. El resultado es un mercado que evoluciona, no por orden, sino por consentimiento.

Los compradores y vendedores son los verdaderos artífices de los resultados económicos. Sus decisiones dan forma a las cadenas de suministro, los precios, la innovación e incluso la regulación.

¿Tomadores de precios o probadores de precios?

En la economía clásica, las empresas en mercados competitivos son etiquetadas como tomadoras de precios. Esto significa que no tienen control sobre el precio; simplemente deben aceptarlo. Los economistas contemporáneos están totalmente en desacuerdo.

Las empresas nunca son pasivas. Toman decisiones de precios basándose en el tiempo, el marketing, el inventario y la información. En lugar de tomar precios, prueban los precios; los suben o bajan para descubrir qué funciona. A veces ganan más clientes; a veces los pierden. De cualquier manera, aprenden.

La idea de quienes toman precios ignora los matices del mundo real de la estrategia, el ajuste y la experimentación. Los mercados no son estáticos, sino que responden.

Comprensión de las demandas del mercado

Las teorías anticuadas trataban las demandas del mercado como curvas en un gráfico. Ahora las entendemos como el reflejo de las preferencias humanas subjetivas. Lo que la gente quiere y cuánto está dispuesta a pagar cambia constantemente.

Por ejemplo, un aumento del interés por los alimentos locales podría aumentar la demanda en un mercado de agricultores. Una tendencia de salud podría cambiar la demanda de bebidas azucaradas a alternativas con bajo contenido de azúcar.

Estas demandas del mercado no se basan en ecuaciones fijas. Reflejan la percepción, la cultura e incluso las emociones. Los emprendedores deben estar atentos a estos cambios para seguir siendo competitivos.

Las fuerzas del mercado son fuerzas humanas

Lo que llamamos fuerzas del mercado (cambios en los precios, cambios en la oferta, comportamiento del consumidor) son en realidad el resultado de elecciones individuales. No existe una «fuerza» impersonal en acción; es el resultado de que las personas actúan en función de incentivos y preferencias.

Rechazamos la idea de que las fuerzas del mercado deban gestionarse como máquinas. Por el contrario, deben ser observadas y respondidas por personas que ven oportunidades.

Intentar «controlar» estas fuerzas conduce a la distorsión. Permitir que surjan de forma natural produce una mejor coordinación, más opciones y mayores incentivos para innovar.

Activos de capital y poder de fijación de precios

El acceso a los activos de capital (fábricas, herramientas, inventario) puede proporcionar a las empresas una ventaja. Sin embargo, esa ventaja debe ganarse, no concederse.

Incluso las empresas con grandes activos de capital deben atender a los consumidores o corren el riesgo de perder relevancia. No hay ninguna ventaja garantizada, solo la posibilidad de utilizar bien esos recursos.

Las empresas con una mayor eficiencia o un mejor servicio al cliente pueden obtener un poder de fijación de precios temporal, lo que significa que pueden cobrar un poco más. Pero si abusan de ese poder, los consumidores se mudarán a otra parte. De ese modo, incluso el poder de fijación de precios está sujeto a la disciplina del mercado.

Costos de transacción y descubrimiento

Cada intercambio conlleva costos de transacción: tiempo dedicado a buscar, comparar, decidir y pagar. La reducción de estos costos mejora el mercado para todos.

La tecnología desempeña un papel importante en la reducción de los costos de transacción. Los sitios de comparación, la banca móvil y las opiniones de los clientes ayudan a los compradores a tomar decisiones mejores y más rápidas, y ayudan a los vendedores a competir de forma más eficaz.

Los emprendedores que encuentran formas de reducir la fricción suelen obtener una ventaja competitiva. Incluso ahorrar unos segundos al finalizar la compra, o una política de devoluciones más clara, pueden ayudar a cambiar la cuota de mercado.

Los vendedores rivales y el proceso de aprendizaje

Los vendedores rivales no representan una amenaza para el orden, sino el mecanismo por el que los mercados aprenden. Cada vendedor aporta diferentes conocimientos, suposiciones y estrategias. Al poner a prueba sus ideas, revelan lo que los consumidores valoran y lo que no.

Esta rivalidad no se limita a los precios. Se extiende a los modelos de servicio, los costos de capital, la marca, el empaque y la experiencia del cliente. Cada detalle es una ventaja posible. Y cuando un rival tiene éxito, otros se adaptan o pierden cuota de mercado. Así es como evoluciona el sistema.

Otras empresas y la dispersión del conocimiento

Todos los emprendedores se enfrentan a la incertidumbre, no solo en lo que respecta a los precios, sino también a lo que harán otras empresas. No hay dos empresas que tengan la misma visión o expectativas. Esta diversidad de conocimientos es vital.

Otras firmas presentan ideas en las que no habías pensado, revelan las necesidades de los clientes que no has tenido en cuenta y te desafían a mejorar. Incluso el fracaso de un competidor enseña algo útil.

Lejos de ser ruido, estos movimientos impredecibles reflejan la naturaleza descentralizada del conocimiento en un sistema de mercado.

Para obtener más información sobre cómo se propaga el comportamiento financiero en los mercados, explore Conceptos básicos de los incentivos.

La empresa vende: Value Signals at Work

Cuando una empresa vende un producto, es más que una transacción; es una validación del valor. El comprador ha decidido que este producto, a este precio y en este contexto, vale la pena.

Estos comentarios permiten a las empresas evaluar si están satisfaciendo las necesidades de los consumidores. Cada vez que una empresa vende, aprende algo nuevo. Y con cada venta fallida, ajusta la estrategia. Así es como funcionan las señales de precios; no como curvas abstractas, sino como circuitos de retroalimentación del mundo real.

Productos idénticos y diferenciación

Los modelos económicos anticuados asumían que, en perfecta competencia, las empresas venden productos idénticos. Pero hoy sabemos que esa uniformidad es una ilusión. Incluso los productos aparentemente idénticos difieren en la reputación, la calidad percibida o la relación con el vendedor.

Es posible que dos cargadores de teléfonos vengan de la misma fábrica, pero uno puede ofrecer un mejor embalaje, un envío más rápido o un servicio de atención al cliente superior. Esas diferencias mínimas son las que mantienen vivo el mercado.

No es la igualdad lo que impulsa el crecimiento, sino la diferencia. Las empresas compiten no solo para copiar, sino también para mejorar.

Aumento de precios y valor en el mundo real

Si una empresa logra subir los precios, significa que ha creado un valor por el que los consumidores están dispuestos a pagar. Quizás confíen más en la marca. Quizás el producto sea más fácil de devolver. Quizá la experiencia sea más agradable.

Sea cual sea la razón, los aumentos de precios no representan una falla del mercado. Son descubrimientos. Si los consumidores responden negativamente, la empresa aprende a adaptarse. Si aceptan el nuevo precio, esto demuestra que el valor subjetivo ha cambiado.

Este proceso de subir los precios y observar la reacción del mercado es fundamental para entender la teoría de precios.

El precio de mercado como resultado emergente

El precio de mercado no se dicta desde arriba ni se descubre en un laboratorio. Surge de la interacción continua de compradores y vendedores, cada uno de los cuales actúa con información limitada. Refleja el tira y afloja entre la oferta y la demanda, pero solo en retrospectiva.

Nadie conoce el precio de mercado con antelación. Debe descubrirse mediante ofertas, ofertas, pruebas y ajustes. Y nunca se queda quieto.

Los empresarios deben evaluar constantemente si su precio sigue alineándose con lo que los consumidores están dispuestos a pagar y con lo que ofrecen otras empresas.

Los participantes del mercado como tomadores de decisiones

Lo importante es el papel de los participantes en el mercado, no en el sentido de que se ajusten a las categorías teóricas, sino en la configuración de los resultados a través de sus acciones. Los consumidores deciden qué comprar y a qué precio. Las empresas deciden qué producir, cuándo expandirse y cómo comercializar.

Incluso los pequeños cambios de comportamiento, como elegir comprar en línea en lugar de hacerlo en la tienda, pueden reestructurar las industrias. Estas decisiones sutiles y distribuidas importan más que las previsiones gubernamentales o los modelos académicos.

Es por eso que los mercados funcionan mejor cuando los participantes son libres de actuar según sus conocimientos, preferencias y circunstancias locales.

Mercados globales y visión local

La historia ha enseñado a los economistas reflexivos a desconfiar de la política comercial centralizada y la planificación global. Pero sí aprovechan el potencial de los mercados mundiales; no porque igualen los resultados, sino porque amplían el ámbito del descubrimiento.

Cuando las empresas de diferentes países compiten, aportan nuevas ideas, estructuras de costos y técnicas de producción. Las empresas locales tienen el desafío de mejorar. Los consumidores obtienen mejores productos. El resultado es un sistema más rico y adaptable.

Pero solo funciona si la competencia es real. Las restricciones comerciales, los aranceles y las barreras a la concesión de licencias impiden que los mercados mundiales aprovechen todos sus beneficios.

Mismas técnicas de producción y resultados únicos

Incluso cuando las empresas utilizan las mismas técnicas de producción, pueden llegar a resultados muy diferentes. El momento oportuno, la base de clientes y el reconocimiento de la marca influyen en la forma en que se recibe un producto.

Esto refuta la idea de que el costo por sí solo determina el precio o el éxito. Los emprendedores deben centrarse en algo más que en la eficiencia; deben entender la percepción y las preferencias.

Lo que importa no es solo la eficiencia con la que produce, sino la eficacia con la que comunica el valor.

Una empresa, pero no para siempre

No es necesariamente cierto que solo una empresa en un mercado sea intrínsecamente perjudicial. La dominación puede ser el resultado del éxito, no de la represión. Si una empresa innova, reduce los costos o satisface a los clientes mejor que nadie, puede obtener el monopolio de forma temporal.

Lo que importa es si los demás pueden entrar libremente. Si surge una idea mejor y el mercado está abierto, el jugador dominante se enfrentará a un desafío. La presencia de una sola empresa no es el problema. La verdadera amenaza son las barreras de entrada que impiden que otros lo intenten.

Los mercados del mundo real son desordenados, y está bien

Los modelos económicos anticuados a menudo mostraban diagramas nítidos y resultados claros. Sin embargo, los mercados del mundo real son desordenados. Las empresas cometen errores, las tendencias van y vienen y las preferencias de los consumidores cambian repentinamente.

Esta complejidad no significa que el sistema esté roto, sino que está vivo. Los mercados evolucionan a medida que las personas prueban cosas nuevas, aprenden de los fracasos y reasignan los recursos para utilizarlos mejor. La estabilidad no es el objetivo. El descubrimiento lo es.

El control de los precios conduce a la distorsión

Los esfuerzos por controlar los precios (mediante límites, límites mínimos o mandatos gubernamentales) ignoran el proceso de descubrimiento que representan los precios. Las intervenciones en materia de precios distorsionan las señales del mercado y desalientan la resolución empresarial de problemas.

Cuando se permite que los precios se muevan libremente, transmiten información valiosa: ¿escasea un producto? ¿Está aumentando la demanda? ¿Funciona un modelo de negocio?

Pero cuando los precios son fijos, estas señales se bloquean. Es posible que los productores se retiren del mercado, que surja escasez o que los recursos se asignen mal. De este modo, los controles de precios suelen perjudicar a las mismas personas a las que pretenden ayudar.

Los controles de precios y la pérdida de comentarios

Los controles de precios también eliminan los comentarios. Sin precios flexibles, las empresas no aprenden qué es lo que funciona. No saben si han evaluado mal la demanda, han invertido demasiado en inventario o no han captado una señal clave del mercado.

Los consumidores también sufren. Los precios artificialmente bajos pueden provocar largas colas, una oferta limitada o una calidad inferior. Dejar que los precios fluctúen (aunque a veces resulta incómodo), en última instancia se obtienen resultados más sostenibles y con mayor capacidad de respuesta.

Para ver estudios de casos globales, consulte la Índice de libertad económica de la Fundación Heritage.

Costos de capital y decisiones de inversión

Todas las empresas deben considerar los costos de capital: los recursos iniciales necesarios para lanzarse o expandirse. Estos costos no son barreras, sino que forman parte del desafío empresarial.

Los altos costos de capital pueden desalentar las inversiones derrochadoras y obligar a las empresas a planificar cuidadosamente y buscar el verdadero valor para el consumidor. Las empresas que tienen éxito son las que mejor alinean su asignación de capital con la demanda de los consumidores.

Personal de control de calidad y estándares dinámicos

Incluso las funciones internas, como el personal de control de calidad, forman parte del proceso de mercado. Estos equipos no solo garantizan el cumplimiento, sino que refinan las ofertas en función de los comentarios de los clientes y la presión competitiva.

En un mercado libre, las normas de calidad no son fijas, sino que evolucionan. Lo que el año pasado se consideró «suficientemente bueno» puede que ya no satisfaga. El personal de control de calidad ayuda a las empresas a mantenerse al día con las crecientes expectativas impulsadas por las opciones de los consumidores y la innovación rival.

La industria farmacéutica y la asimetría del conocimiento

La industria farmacéutica a menudo ilustra la tensión entre la innovación y la regulación. Aquí hay complejidad: los consumidores carecen de experiencia médica y los gobiernos quieren garantizar la seguridad.

Sin embargo, un control excesivo frena el mismo proceso de descubrimiento que impulsa las curas y los tratamientos. Muchos avances de la industria farmacéutica provienen de empresas que asumen riesgos audaces, no de seguir vías preestablecidas.

La solución no es una regulación cero, sino un sistema que permita la experimentación, la entrada y la retroalimentación. Incluso en campos altamente técnicos, la competencia y la elección del consumidor siguen siendo esenciales.

Descubrimiento en acción

  • En mercados competitivos, los empresarios utilizan las mismas técnicas de producción pero obtienen resultados diferentes.
  • Incluso cuando las empresas ofrecen productos idénticos, los participantes del mercado eligen en función de la confianza, la rapidez o el servicio.
  • Todas las empresas venden con incertidumbre, poniendo a prueba sus precios y su mensaje.
  • Solo una empresa puede dominar, pero sin barreras de entrada, su posición nunca está garantizada.
  • Los mercados del mundo real prosperan cuando las empresas pueden subir los precios, bajarlos y descubrir el valor libremente.
  • Controlar los precios y establecer controles de precios elimina la retroalimentación que hace que los mercados funcionen.
  • Ya sea en los mercados globales o en su vecindario local, la competencia económica funciona mejor cuando el aprendizaje nunca se detiene.

Mercados reales y estructuras en evolución

En una economía de mercado, los precios no surgen de la teoría; son el resultado de innumerables interacciones entre personas con diferentes objetivos. En las estructuras de mercado de la vida real, las condiciones cambian constantemente y los emprendedores deben adaptarse o marcharse.

Incluso en un mercado perfectamente competitivo, hay espacio para el descubrimiento. Las empresas pueden utilizar las mismas técnicas de producción y, sin embargo, lograr resultados diferentes en función de la información y el tiempo. Si bien los libros de texto de economía clásicos asumían que la demanda se mantenía constante, ahora entendemos que está determinada por los cambios en las preferencias, la incertidumbre y el tiempo.

Ya sea en mercados como el alimentario o energético, o en industrias complejas como las de la industria tecnológica, la presencia de varias empresas y unas pocas empresas garantiza la innovación continua. Incluso en sectores con dos o más empresas, el éxito depende del estado de alerta empresarial, no solo del tamaño.

Si la competencia internacional o las compañías petroleras no cumplen con las expectativas, surgen rivales. Cuando las ganancias suficientes dejan de ser viables, las empresas se reestructuran. Estos ajustes, incluidos los cambios en la oferta, conocidos como ajustes de la oferta, ayudan a restablecer el equilibrio.

Los esfuerzos de los gobiernos para intervenir en la formación del mercado o aplicar los controles que los gobiernos ejercen sobre los precios son contraproducentes y distorsionan los resultados. En cambio, se debe permitir que las empresas influyan en los precios, respondan a ingresos marginales y ofrezcan opciones de menor costo que generen precios más bajos para los consumidores.

Estas fuerzas definen la verdadera naturaleza descentralizada de la competencia.

Reflexiones finales: Los mercados como sistemas humanos

Los mercados no son mecánicos; son humanos. Están moldeados por la prueba, el fracaso, la perspicacia y la resiliencia. No funcionan porque alguien los haya diseñado. Funcionan porque a la gente se le permite intentarlo.

Por eso es importante la educación financiera. Le ayuda a reconocer las señales de una competencia real, a comprender cómo suben los precios y a apreciar el papel que desempeña en la economía.

No eres solo un consumidor, eres un participante. Cada elección que hace forma parte del proceso continuo de descubrimiento que mantiene vivos a los mercados.

Como parte de nuestra serie del Mes de la Educación Financiera, aquí hay más recursos que exploran cómo la competencia, el comportamiento individual y los mercados dinámicos dan forma a las finanzas personales:

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Jeff Michael
Article written by
Jeff Michael es el autor de More Than Money, una guía educativa sobre deudores para la educación de los deudores antes de la quiebra, y de los libros Repair Your Credit y Knock Out Your Debt from McGraw-Hill. Colaboró en Tips from The Top: Targeted Advice from America's Top Money Minds. Vive en Overland Park, Kansas.
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